Existen antecedentes del tondero en la antigua "Danza de la pava", extinguida y de posible origen indígena.
En el norte del
Perú existía una danza de origen prehispánico que imitaba el apareamiento de
la Pava aliblanca.
La "saña"
o "lundero" es justamente la africanización que este género sufre al
establecerse la unión de estas dos etnias en el campo piurano-lambayecano. Esto
es indicado inclusive en la lírica:
"fueron los
negros de saña testigos de este muchacho (testigaron recibiéndolo desde Piura,
nacido en Piura) que gracias a Dios es macho y que en Chiclayo peleó".
Es decir desde su
origen musical desde Piura fue llevado hacia Chiclayo y/o,
presentado en una de las "Peleas de Gallos".
Lo que debe
entenderse, es que este género musical ya existía en Piura años antes del
nacimiento de la forma cantada ahora llamada Saña (que es cantada de una manera
distinta y más dulce de la original forma trágica y satírica). Es importante
saber que siempre el género se había diferenciado de la limeña Zamacueca y las
demás Marineras por llevar el reconocible piuranísimo "tundete" de
guitarra y el "triste".
Fue desde Piura que
toda la región norteña recibe el tondero gracias a aquel personaje colonial que
viajaba (y que hasta hoy viaja) en burro o mula, conocido como el Piajeno (pie,
ajeno). Hombre tocador de Tondero, conocedor de las "peleas de
gallos", "hombre que no es de aquí", puesto que es un hombre
básicamente errante (pues un errante, indudablemente) que viaja largas
distancias y como dicen los tonderos, para descansar del sol pidiendo prestada
la sombra de un Algarrobo, cantar sus penas, tomarse una chicha en poto y
llamarse así mismo "forastero".
COREOGRAFIA
Los bailarines se colocan uno
frente al otro en tanto que la música preludia sus primeras melodías que
denominan “entrada”. El hombre con la siniestra en el bolsillo del calzon o
apoyada sobre el dorso en la cadera, la diestra con el pañuelo hacia lo alto, a
firme sobre el pie izquierdo y graciosamente curvado en actitud placentera de
“quite” hacia el flanco derecho, levanta gallardamente el pie de este costado e
inicia con él una serie de cadenciosos movimientos a pasos cortos de avance y
retroceso, rimando las melodías del bailable. La hembra intertanto se ha
insinuado replegando salerosamente, con el pulgar y el índice de la derecha, su
falda hacia la cintura; en que se apoya sobre el dorso aquella, curvando el
jarrete el brazo correspondiente. El pañuelo en la siniestra levantado hasta la
altura del otro hombro, a firme sobre el pie izquierdo y idas las caderas en
incitante “quite” hacia la derecha, pudorosa y sonriente levanta apenas el
talón de este costado, cambia de posición en “quite” hacia la izquierda y
continúa en pasos nenes de gana–pierde, sobre el mismo sitio, vibrante como el
quejumbroso bordoneo de la guiitarra, felina, seductora o incitativa como sólo
las mulatas pueden serlo.
Y da el cantor, su guitarra y el cajoneo, las palmadas de los circunstantes y
el ¡ora! gutural y báquico del acompañante la señal de la fuga; durante la que
el ritmo y cadencia del baile se multiplican hasta lo infinito, la embriaguez
del placer de los bailarines de transforma en delirio y cada circunstante se
siente poseso del Dios de la Alegría y el Tondero.”
VESTIMENTA
La mujer con la falda o pollera norteña y la
blusa blanca en tres cuartos, sencillas, sin mayores bobos o adornos y las
trenzas en algunos casos adornadas de flores. El hombre con un sombrero vueludo
simple, de tipo campesino; pues no se aviene con el espíritu de la danza el
usar un sombrero de corte fino. Hay quienes agregan un chal simple para la
mujer, con el cual se hacen figuras; empero, esto parece ser -según algunos
estudiosos- un aditamento relativamente reciente, importado de la marinera. En
otros casos, que no sabemos si corresponde a alguna tradición local o si se
trata de un adorno creado por determinados cultores, la mujer lleva un cántaro
en la cabeza, con el cual ejecuta una parte del baile, haciendo alarde de
equilibrio y destreza. A diferencia de la marinera, en que gran parte de los
pasos, gestos y posiciones parecieran imitar a los del caballo de paso; en el
tondero se imita los pasos del pavo que corteja a su pareja, de allí que la
posición del cuerpo de los danzantes sube y baja, cadenciosamente, mientras
danzan; aunque hay quienes señalan que se imita al gallo. Coincidimos con
quienes prefieren la primera opción, porque al respecto existe el precedente de
la DANZA DE LA PAVA, hoy al parecer extinta, que según algunos cultores sería
la raíz más fuerte del TONDERO y que era común en la misma zona de
difusión del tondero, entre Lambayeque y Piura, con proyección a Tumbes.
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